miércoles, 27 de enero de 2010

Reflexión

Intentando enmendar el error de mi primer artículo, claramente condicionado por el fervor y la inconsciencia de una persona sujeta y subyugada a las pasiones, me he propuesto articular un discurso más científico, pormenorizado y epistemológico como herramienta para dilucidar la verdad. ¿Qué verdad? Que esta película es una mierda.
Tal afirmación podría llegar a impregnar toda mi labor de un tinte subjetivo propio de un hoolligan del papel, un escritor obnubilado por sus propios prejuicios, que, por momentos, sesga la verdad. Nada más lejos. Después de mucho reflexionar y, no sin pocas dudas morales, se que he alcanzado la máxima universal, he llegado a la consecución de un concepto infalible con toda seguridad, imposible de ser rebatido: Esta película es una mierda.
Os explicaré los pasos a seguir para llegar a ésta irrefutable conclusión: ver la película.
A continuación recurriré a datos reales que explicarán lo que vosotros nunca quisisteis ver, vosotros que nunca fuisteis sinceros, vosotros, cobardes, que aun negáis la realidad y recomendáis a vuestros seres queridos que vayan al cine. Estos datos fresquitos son para vosotros.
Fuente Wikipedia:
- “James Cameron escribió un scriptment de 80 páginas sobre Avatar en 1994 y según sus propias palabras lo hizo en tan solo 14 días”. Pedazo de vago, yo te escribo la trilogía en tres días y me sobran dos.
- “El proyecto se inició en 1996”. Esto sólo refuerza mi teoría del vago de cojones.
- “Esta primera versión estaba protagonizada por Josh Sully en vez de Jake Sully”, fue lo que más dudas le generó, de ahí el retraso.
- “El idioma de la raza alienígena fue creado por el doctor Paul Frommer, lingüista y director del Centro de Gestión de Comunicación de la Universidad del Sur de California. Formando alrededor de 1000 palabras de las cuales unas 30 fueron inventadas por el propio James Cameron”. Sin comentarios. En serio, no puedo.
- Su fuente de inspiración fue “todos y cada uno de los libros de ciencia ficción que leí cuando era niño”. Se ve que nunca le enseñaron a abrir un libro.
- Aquí viene un apartado de especial importancia en la estafa del colega: la música. Trabajó con Wanda Bryant, una etnomusicóloga para crear una cultura musical para los na`vi (así se llaman los bichitos azules). Joder yo es que me peto, ahora plagiar a Enya se llama etnomusicología, bien de eufemismo.
Creedme no es fácil escribir un artículo de estas características, luchar contra unos 100 millones de personas (en aumento) que jamás querrán reconocer la verdad. Y que, una vez sacada ésta a la luz te dirán: “yo ya te lo dije”, se apuntarán al carro de los detractores sin ser conscientes de que su rechazo inicial fue tan vago que cualquiera hubiera ido a ver la película, invitado por la languidez de sus afirmaciones.
Releyendo lo escrito, espero poder dejarme llevar otra vez por la pasión, por la ira, por el ansia de denunciar lo injusto, lo insoportable, a James Cameron, ya que este artículo es un poco purri.
Espero poder librarme de los yugos del convencionalismo. Fijo que mañana se me pasa.

2 comentarios:

Lucas Tejano dijo...

Parece, querido Cenicero, que el dolor va haciendo mella en nuestros corazones y que lo que en un principio fue motivo de juego trapisóndico va tomando poco a poco la forma de una obsesión o, al menos, se va impregnando de la seriedad propia de una filosofía de lo trágico. No en vano de una tragedia hablamos y, por ello, te felicito por el tono hondo de tu nuevo artículo y el sentido sufrir que de él emana. No desesperes, Cenicero, no todo está perdido. Sé que es difícil olvidar el hecho de que más de 100 millones de personas han paladeado mierda sin emitir una sola queja. Imagina que estás en la Alemania nazi, de visita, y allí cada uno de sus 70 millones de habitantes se lava a diario con jabón de procedencia semítica. Ellos conocen este origen, pero callan, es más, te ofrecen una pastilla para frotarte bien el ano, el perineo, las ingles, la bolsa escrotal, el vello púbico, el pene y, finalmente, el glande, que queda impregnado de una espuma de procedencia ignota, para ti, pero cuyo color macilento evidencia que eso no es jabón, sino mierda de la buena. Entonces te vuelves y miras a la cara a esos 70 millones de alemanes. ¿Sería posible pensar que están equivocados? No, pensarías que o bien son subnormales o bien son unos hijos de puta, pues difícilmente nadie puede errar al distinguir el jabón de la mierda, y ya no digamos 70 millones de personas incidiendo en el mismo error.
No me extiendo más, amigo Cenicero. Tienes todo mi apoyo y estima en esta lucha por recuperar la dignidad de la inteligencia y desvelar la trágica estulticia que nos oprime aun en las actividades más banales. Un beso

Anónimo dijo...

¿se puede ser más redicho???? mira mi docto amigo que parece haber salido del circulo eqüestre más que del barrio con más laca del mundo....no puedo analizar tu escrito más allá de la objetividad porque yo un día vi como gozabas escuchando música tradicional rumana...lejos de creer a ciegas en tu talento te diré que la "mayoría" es un término que rechazas de entrada y ¿sabes? me encantaaaaaaaaaaaaaaaa....sinó ¿para que cojones me busco amigos en la capital, sinó es para que me preparen un buen chain y gocemos de una escopeta de retroceso y pueda leer, después de un día de mierda en el curro, tu BLOJJJJJJJ???? Aupa barracuda!!!!!